A diferencia de lo que podría parecer a primera vista, el concepto de Design Thinking no se trata de una habilidad exclusiva de los diseñadores o de personas con un cierto conjunto de habilidades especiales. Profesionales de todas las áreas lo practican.
Entonces, ¿por qué Design Thinking? Esto se debe a que el trabajo de los diseñadores puede ayudarnos a extraer, enseñar, aprender y aplicar de manera sistemática técnicas centradas en el ser humano para resolver problemas de manera creativa e innovadora desde diversos puntos de vista: en nuestros proyectos, negocios, países y en nuestras vidas.
Algunas de las principales marcas del mundo, como Apple, Google, Samsung y GE, adoptaron rápidamente el enfoque del Design Thinking en su día a día y cada vez más empresas se suman a la tendencia. Este concepto, de hecho, se está enseñando en las principales universidades del mundo, incluyendo la d.school, Stanford, Harvard y MIT.
¿Y tú? ¿Sabes qué es Design Thinking? ¿Por qué es tan popular?
El Design Thinking es esencialmente un enfoque para la innovación. Sin embargo, va más allá de eso, es una innovación que realmente se implementará.
Consiste en un proceso iterativo en el que buscamos comprender al usuario, desafiar suposiciones y redefinir problemas en un intento de identificar estrategias y soluciones creativas que pueden no ser instantáneamente aparentes con nuestro nivel inicial de comprensión. Es una forma de pensar y trabajar, así como una colección de métodos prácticos.
También puede ayudar a desarrollar una mejor comprensión de las personas para las que estamos diseñando productos o servicios. De esta manera, ayuda a observar y desarrollar empatía con el usuario objetivo.
Para la empresa, es extremadamente útil para tratar problemas que están mal definidos o desconocidos, ya que reenmarca el problema de formas centradas en el ser humano, crea muchas ideas en sesiones de lluvia de ideas y adopta un enfoque práctico en prototipado y pruebas. Además, también implica experimentación continua: esbozar prototipos, probar y experimentar.
Hay muchas variantes del proceso de Design Thinking en uso hoy en día y tienen de tres a siete fases, etapas o modos. Sin embargo, todas las variantes son muy similares, ya que incorporan los mismos principios, que fueron descritos por primera vez por Herbert Simon en The Sciences of the Artificial. Aquí, nos centraremos en el modelo de cinco fases propuesto por el Instituto Hasso-Plattner de Design, que también es conocido como d.school. Las cinco fases son las siguientes:
Es importante señalar que las cinco fases no siempre son secuenciales. No necesitan seguir ningún orden específico y pueden ocurrir en paralelo o repetirse iterativamente. Dado esto, no debes entender las fases como un proceso jerárquico o paso a paso. En su lugar, debes considerarlas como una visión general de los modos que contribuyen a un proyecto innovador.
El objetivo del proceso de Design Thinking es muy simple: establecer la correspondencia entre las necesidades humanas y los recursos técnicos disponibles. Principalmente, es un enfoque para resolver problemas, lo que está muy conectado con los principios de la formación Lean Seis Sigma. Además, destaca que a menudo existen diversas soluciones bastante sofisticadas para la resolución de un problema, sin embargo, no todas están a disposición del equipo. De esta forma, uno de los objetivos es buscar la solución dentro de los recursos que están disponibles.
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Para tener éxito con el Design Thinking, es necesario utilizar la capacidad innata de ser intuitivo, reconocer patrones, desarrollar ideas y expresarse en medios, palabras o símbolos, para crear cosas que tengan significado funcional y, preferiblemente, emocional. También es necesario comprender las restricciones de su proyecto, porque son ellas las que dicen lo que es o no viable. Las restricciones pueden ser, por ejemplo, finanzas, tamaño del espacio físico y aspectos psicológicos.
¡Primero cuestiona el problema! Es muy común ver empresas desperdiciando una enorme cantidad de tiempo y recursos financieros para tratar de resolver algo que no era, de hecho, el verdadero problema de las complicaciones.
Al realizar el proceso, tu próximo paso será cuestionar las hipótesis levantadas y el conocimiento que se cree haber adquirido sobre este problema. A partir de esto, pensar en posibles soluciones para las mismas.
Después de llegar a un número razonable de posibles soluciones, la selección se sustenta por la racionalidad. Se alienta a los diseñadores a analizar y falsificar esas soluciones problemáticas para que puedan llegar a la mejor opción disponible.
El proceso creativo del Design Thinking se ve en métodos utilizados para encontrar soluciones a problemas e ideas sobre prácticas, acciones y pensamientos de usuarios reales. De esta forma, algunas herramientas bastante útiles en todo el proceso son los diagramas de Causa y efecto (Ishikawa), la técnica de los “cinco por qué” y el Brainstorming.
Quienes trabajan con Design Thinking deben entrenar su capacidad de “contar historias”, porque es esta la herramienta utilizada para la persuasión, e inspirar oportunidades, ideas y soluciones. De esta forma, esta metodología es un enfoque centrado en el ser humano, que necesita el contacto entre diversas personas, lo que solo puede hacerse mediante la comunicación y la construcción de historias eficientes, capaces de generar acciones concretas en quien las escucha.
El equipo de proyecto de una empresa debe usar continuamente sus resultados para analizar, cuestionar y mejorar sus suposiciones, entendimientos y resultados iniciales. Los resultados de la fase final del proceso inicial de trabajo informan nuestra comprensión del problema, nos ayudan a determinar sus parámetros, nos permiten redefinir el problema y, quizás lo más importante, nos proporcionan nuevos conocimientos para que podamos ver alternativas que pueden no estar disponibles con nuestro nivel anterior de comprensión.
Augusto Fontoura, estudiante de publicidad y propaganda, trabaja en el equipo de marketing de FM2S.
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